miércoles, 18 de marzo de 2009

martes, 17 de marzo de 2009

D_5.


Dios no responde a nuestras plegarias. Dios ES la respuesta a nuestras plegarias.


Desde la perspectiva kabbalista, Dios es más nombre que verbo. Si Dios respondiera a nuestras plegarias, Dios sería un verbo: actuar, involucrarse. Más bien, nosotros somos el verbo.


Necesitamos actuar para conectarnos con Dios y atraer la Luz del Creador a nuestras vidas. Lo hemos entendido al revés durante dos mil años, y es por eso que nuestras plegarias no han sido respondidas durante tanto tiempo. Seguimos esperando una respuesta de Dios, pero Dios no responde. Dios simplemente ES.


Todo lo que necesitamos hacer es conectarnos con Él.Entonces, ¿cómo nos conectamos con Dios?Mediante la transformación. Cada vez que nos oponemos a nuestro ego –nuestra naturaleza egoísta que quiere reaccionar, engañar, gritar, molestar y abusar– conectamos nuestra alma a Dios. Sin embargo, cuando se nos provoca, cuando una persona irritante nos incita a enfadarnos, casi no hay forma de evitar una respuesta refleja.


Así que Dios produjo una idea, una manera de ayudarnos a salir de esa situación: nos dio una tecnología que erróneamente llamamos plegaria. El kabbalista que reza no está presentando un alegato o haciendo una petición. Las palabras y las letras que componen un rezo vinculan nuestra alma, de forma literal, a dimensiones espirituales invisibles de las cuales invocamos protección espiritual que nos ayude a elevarnos por encima de nuestro ego, de nuestra naturaleza reactiva y de todos los rasgos desagradables, negativos, de nuestro carácter que evitan que nos conectemos con la Luz del Creador.


Presta especial atención a la secuencia número 59 de los 72 Nombres de Dios. Utilízala a menudo para conectarte con un sistema de ayuda más allá de tu vista. Y trabaja para resistir tus impulsos egoístas. Cuanto más tiempo emplees en ayudar a los demás, mejor seran tus dias.


Todo lo mejor


domingo, 8 de marzo de 2009

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A menudo me sorprende lo pequeño que pensamos. El universo está constantemente presentándonos un banquete de satisfacción duradera, y nos inclinamos a conformarnos con migajas.


Hay una historia de un hombre que se va a pescar. Cada vez que saca un pez, lo mide con una regla, y si es más grande que la regla, lo echa de regreso al agua. Para el final del día ha tirado varios, y un compañero pescador le pregunta por qué lo hace. Él le explica: "La sartén que uso para cocinar pescado tiene sólo 12 pulgadas de ancho. No me sirven los peces más grandes". La vida quiere darnos todo pero, cuando estamos estancados con nuestros deseos pequeños, es como rechazarlo.


Piensa otra vez qué es lo que quieres de la vida. Aumenta tus deseos. Imagina que puedes hacer o tener cualquier cosa y ten el coraje para conseguirla.